La mujer del viejo Tomás (José Sacristán) ha muerto pero a su viudo no le dejan enterrar el cadáver ya que la familia de la difunta reclama repatriar el cuerpo a París. Así que Tomás decide robar el cuerpo para poder enterrarlo en Quatretondeta, un pequeño pueblo del interior alicantino, tal y como le había prometido a su mujer. Pero Tomás tiene un problema: no recuerda el camino para llegar a Quatretondeta… y se pierde.
Es entonces cuando aparece Dora (Laia Marull), la hija de la fallecida que vive en París, una mujer fría, calculadora y distante, que viene decidida a recoger las pertenencias de la difunta y repatriar el cuerpo lo antes posible. Pero Dora, claro está, no encuentra el cadáver. Así que se tendrá que quedar un tiempo más del previsto en una tierra a la que, aunque ella no quiera, le unen muchas cosas.
Empieza entonces una atípica persecución en la que Dora y Tomás, junto a unos compañeros de aventuras un tanto peculiares como Genovés (Sergio López) y Iñaki (Julián Villagrán), luchan para conseguir lo mismo: un cadáver. Y todo esto sucede justo la semana en que tienen lugar las fiestas del pueblo. Un contexto mágico en el que revivirán todos aquellos recuerdos que siempre habían querido olvidar o bien lucharán por mantener los recuerdos que día tras día se van borrando.